Dallas, Texas - La exposición a las partículas finas de la contaminación ambiental puede causar a largo plazo cambios estructurales imperceptibles en el cerebro, lo que podría anteceder a discapacidad cognitiva y daño cerebral oculto, de acuerdo con una investigación publicada en el diario Stroke de la American Heart Association.

Las partículas finas de la contaminación atmosférica, menores a 2.5 micrómetros de diámetro (PM2.5), pueden ser el tipo más común y peligroso de contaminación atmosférica, la cual se origina de la quema de madera o carbón, de los escapes de los vehículos y de otras fuentes.

“En este estudio, la exposición a la contaminación ambiental a largo plazo mostró efectos dañinos en el cerebro, incluso a niveles bajos, particularmente en gente mayor e incluso en aquéllos que están relativamente sanos”, dijo Elissa H. Wilker, Sc.D., autora principal del estudio e investigadora en la Unidad de Investigación de Epidemiología Cardiovascular en el Centro Médico Diaconisa Beth Israel y en la Facultad de Salud Pública de Harvard T.H. Chan en Boston.

Los investigadores evaluaron a 943 adultos en el Framingham Offspring Study, quienes estaban relativamente sanos y libres de demencia o ataques cerebrales; los participantes son del área de Gran Boston, de Nueva Inglaterra y Nueva York, regiones donde la contaminación ambiental es baja en comparación con otras partes del país y del mundo.

Durante 1995-2005, los investigadores utilizaron imágenes por resonancia magnética (IRM) para determinar el efecto de la exposición a la contaminación ambiental a largo plazo en marcadores de estructura cerebral. Descubrieron un incremento de 2 microgramos por metro cúbico de aire (μg/m3) en PM2.5, rango comúnmente observado en regiones metropolitanas, el cual fue asociado con un volumen cerebral total 0.32 por ciento más pequeño y con 46% más riesgo de infartos cerebrales ocultos, un tipo de ataque cerebral silencioso.

“La magnitud de la relación que observamos en cuanto al volumen cerebral fue similar a aproximadamente un año de envejecimiento cerebral”, comentó Wilker.

Los cambios fundamentales en la estructura del volumen cerebral y el tamaño de cerebro más pequeño son marcadores de atrofia cerebral asociados con la edad.

“Descubrimos que las personas que viven en áreas donde hay mayores niveles de contaminación ambiental tenían un volumen cerebral total menor y eran más propensas a tener evidencia de infartos cerebrales ocultos”, dijo Wilker, quien además enseña medicina en la Facultad de Medicina de Harvard.

Se ha relacionado a estos pequeños infartos, típicamente ubicados en las regiones profundas del cerebro, con anomalías neurológicas, funciones cognitivas pobres, demencia y se piensa que reflejan enfermedades de vasos sanguíneos pequeños, mencionó. 

La materia particulada fina afecta a más gente que cualquier otro contaminante y su exposición crónica causa el mayor número de muertes por enfermedades graves, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las PM2.5 podrían desencadenar enfermedades debido a que penetran en los alveolos pulmonares; la materia particulada fina también puede contribuir a que las arterias que le suministran sangre al cerebro se vuelvan más estrechas.

Estos descubrimientos son consistentes con estudios previos que han mostrado que la exposición a la contaminación a largo plazo y vivir cerca de calles principales se relaciona con ataques cerebrales por primera vez y funciones cognitivas pobres en adultos mayores.

Para educar a la gente sobre los niveles de la calidad del aire, incluyendo niveles de ozono y de materia particulada, la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés) proporciona actualizaciones diarias en www.epa.gov/airnow y en muchos periódicos del país.

Los coautores del estudio son Sarah Preis, Sc.D.; Alexa Beiser, Ph.D.; Philip Wolf, M.D.; Rhoda Au, Ph.D.; Itai Kloog, Ph.D.; Wenyuan Li, M.S.; Joel Schwartz, Ph.D.; Petros Koutrakis, Ph.D., Charles DiCarli, M.D.; Sudha Seshadri, M.D, y Murray Mittleman, M.D.

Los Institutos Nacionales de la Salud y la Agencia de Protección Ambiental financiaron el studio.