Scottsdale, Arizona - Casi todo jugador de golf lo ha sentido... minutos después de ese tiro perfecto para foto y que se desplaza calle abajo, un aluvión de tiros al hoyo fallidos conduce a un decepcionante hoyo conseguido con tres golpes más de su par (bogey triple).
Los golfistas, a veces, suelen culpar esos fallos en el juego a unas misteriosas contracciones, llamadas yips. Pero, estos yips ¿son físicos o psicológicos? En un nuevo estudio de Mayo Clinic, publicado este mes en Medicine & Science in Sports & Exercise (Medicina y Ciencia en el Deporte y el Ejercicio), los investigadores combinaron varios métodos para cuantificar los yips del golfista e identificar aquellos que tienen una causa neurológica.
“Estos resultados son importantes porque pueden ofrecer a los deportistas mejores alternativas terapéuticas para un tipo de yips llamado distonía o calambres del golfista. Anteriormente, no había manera de identificar a los golfistas con calambres a través de métodos cuantitativos”, comenta el Dr. Charles Adler, neurólogo de Mayo Clinic y autor principal del estudio.
Los yips son un trastorno en el que los jugadores de golf se quejan de movimientos involuntarios, como contracciones musculares, sacudidas o retracciones, en el momento de tirar al hoyo o incluso en un tiro de chip, lo cual interfiere con su capacidad de realizar la actividad.
El estudio examinó a 27 jugadores de golf que parecían sufrir de yips antes del estudio. Los investigadores de Mayo Clinic y la Universidad Estatal de Arizona grabaron en video a los sujetos mientras tiraban al hoyo, 10 veces con ambas manos y 10 tiros al hoyo solo con la mano derecha, siempre a una distancia de tres metros (10 pies) del hoyo. Recolectaron los datos de los movimientos de la muñeca y del brazo, los movimientos de los tiros al hoyo y la posible activación de alguna contracción en los músculos del antebrazo.
Al revisar los videos de los tiros al hoyo, los investigadores observaron que 5 jugadores presentaban lo que parecía ser una causa neurológica para los calambres del golfista. En esos 5 jugadores, la aceleración de los movimientos de la muñeca y del brazo era mayor, además de presentar mucha más variabilidad en la aceleración y la rotación de la muñeca.
De los demás jugadores examinados por los investigadores, 9 también mostraron yips, pero sus afecciones no parecían ser de naturaleza neurológica (sin distonía). Los 13 jugadores restantes no sufrieron de yips durante los tiros al hoyo. Los golfistas con causas neurológicas tenían más tiros al hoyo con yips y contracción simultánea con ambas manos, situación que tampoco cambió cuando jugaron solo con la mano derecha. En cambio, el resto de jugadores hicieron mucho menos tiros al hoyo con yips y contracción simultánea con ambas manos, seguido por un marcado incremento de yips y contracciones simultáneas en los tiros al hoyo solo con la mano derecha.
“Aunque es necesario investigar más en este campo, los resultados son alentadores y, ojalá, surjan alternativas de tratamiento específicas que puedan ayudar a las personas a superar los yips tanto en el golf como en otras actividades”, añade el Dr. Adler.